Es un factor a la hora de revisar la coherencia de nuestro escenario de campaña. Desde luego, hay una serie de puntos para justificar que se sigan usando espadas y arcos, a saber:
- No dilatar innecesariamente la historia. Para esto podemos tomar como referencia la propia historia de la humanidad. La Edad de Piedra (y la aparición del homo sapiens moderno) se data en torno a 10.000 a.C. Pero es que supone un periodo abrumadoramente extenso en la historia de la humanidad. Por tener una idea, Sumeria llegó a la Edad del Bronce en el 3.500 a.C. La mayoría de escenarios de campaña no tienen una tecnología mucho más avanzada que la Edad Media, en torno al siglo XIII o XIV d.C. En realidad, no contamos con tantos años para desarrollar la cronología de imperios antiguos como pensamos. Al menos si pensamos llevar un desarrollo remotamente parecido al de la Tierra ojito con lo de "hace miles de años".
- La presencia de la magia puede devaluar la necesidad de la investigación tecnológica. Si un clérigo puede curar cualquier herida sin dejar cicatrices, no son necesarios grandes avances en medicina o cirujía. Si cualquier mago puede lanzar una bola de fuego y hacer explotar a sus enemigos no hace falta investigar los explosivos. Y así sucesivamente. Pero esto sólo funciona cuando la magia es algo más o menos extendido y que tienda a llevarse a la vida cotidiana como sucede en el escenario de campaña de Eberron. Los propios lanzadores de conjuros se ocuparían de retrasar el progreso para mantener su monopolio de poder. Pero si la magia es algo escaso, o rechazado y temido en tu mundo, entonces no te sirve para explicar porqué no ha habido avance. Si un pueblo odia la magia, puedes apostar a que es probable que tengan algo parecido a inventores para mejorar su vida y defender a su gente.
- Cataclismos, guerras de dioses, desastres de proporciones apocalípticas. Todos estos desastres que arrasan con todo (o casi todo) lo que hay en la faz de la tierra pueden ayudar a explicar por qué no hay progreso. No sólo porque haya que empezar 'de nuevo', o centrarse en la reconstrucción y tardarse mucho en recuperarse. Si no porque el progreso mismo puede ser visto como algo maligno o herético (lo que explicó por qué hubo tan poco avance en nuestra Edad Media). Hago notar las proporciones bárbaras (y mejor aún, repentinas) de este tipo de cosas para que funcionen bien. Las guerras hacen justo lo contrario: acelerar el desarrollo tecnológico para que la civilización no desaparezca, desarrollo que después de la guerra se aplica a la ingeniería civil.
Y hasta aquí esta reflexión sobre la tecnología en los mundos de fantasía. ¡Espero que os haya ayudado a pensar en vuestros propios escenarios de campaña!